El caracol Martín
Una vez en mi jardín
pasó algo extraordinario:
se vio al caracol Martín
sentado leyendo el diario.
Le pregunté preocupada:
—Oiga señor, ¿qué le pasa?
Él me dijo tristemente:
—Aquí ando, buscando casa
—¿Qué ha pasado con la suya?
—fue mi pregunta inmediata.
—La he perdido —dijo el pobre—
¡Un auto casi me mata!
—No se aflija, Don Martín
—le contestó mi hermanita
y en un momento le puso
sobre el lomo, una cajita.
Entonces el caracol
se fue a dormir muy contento
porque en lugar de una casa…
Una vez en mi jardín
pasó algo extraordinario:
se vio al caracol Martín
sentado leyendo el diario.
Le pregunté preocupada:
—Oiga señor, ¿qué le pasa?
Él me dijo tristemente:
—Aquí ando, buscando casa
—¿Qué ha pasado con la suya?
—fue mi pregunta inmediata.
—La he perdido —dijo el pobre—
¡Un auto casi me mata!
—No se aflija, Don Martín
—le contestó mi hermanita
y en un momento le puso
sobre el lomo, una cajita.
Entonces el caracol
se fue a dormir muy contento
porque en lugar de una casa…
¡Tenía temperamento!
María Alicia Esaín
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