La tortuga
Mi tortuga caminaba
muy despacio por el patio
se escondía entre las macetas
y yo la llamaba cantando.
Un día me dijo bajito
que se quería marchar,
que quería volver al río
a buscar a su mamá.
Ya calentaba el sol
aquella tarde de abril,
la llevamos hasta el río
y allí se quedó feliz.
María A. Domínguez
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